Después de tanto tiempo dejo una crítica de porqué Gravity mereció ser considerada la mejor película de este año pasado en los premios de la Academia de Hollywood.
Los que me conocen saben en demasía lo que pienso sobre los premios, que para mí es anecdótico el etiquetar una película a partir de los mismos que haya o no podido obtener en ferias o festivales del cine, como la de los Oscar, BAFTA o César por citar algunos muy conocidos. No estoy diciendo que no sean necesarios o útiles incluso, pues esto no es más que un reconocimiento al trabajo y esfuerzo de sectores como la prensa especializada o de compañeros de trabajo, sino que en incontables ocasiones nos enfrascamos en la glorificación o el simplemente llevar hacia el extremo, el fulgor que pueda o no tener un determinado filme a partir de la entrega de una de estas estatuillas representativas, pudiendo dejar incluso en el ostracismo más absoluto trabajos o personas que no tienen nada que envidiar al ganador, o quizás en muchos casos sería incluso al contrario.
En el caso que nos ocupa es arriesgado otorgar el reconocimiento a un filme así, pues se valora lo puramente artístico, es un trabajo que como en el mejor de los cuadros puede representar un sin fin de emociones que para otros pueden pasar desapercibidos, el aislamiento, el inminente vacío de la existencia, el rumbo de los acontecimientos, la asfixia, la hostilidad e incluso la desazón ante la imposibilidad de cambiar el devenir de lo que acontece, todo ello cobra vida en imágenes gracias a la maestría de Alfonso Cuarón, este logra a través del cine de "ciencia ficción" valerse de sus fundamentos más filosóficos y toma las preguntas de los orígenes de los hombres volviéndolas a plantear ante el innegable adelanto de medios, instrumentos o técnicas desarrolladas a lo largo de tantos y tantos años de evolución, dejándonos igual de vulnerables, ese gran miedo ante lo desconocido y sobre todo al sentido de la existencia.
Actualmente es complicado entrar a valorar negativamente el apartado técnico de los filmes que nos llegan del otro lado del charco, pues hasta películas que se presuponen sencillas, lucen con un aspectos deslumbrante en cuanto a la fotografía, escenografía y otros cuidados técnicos, ello es consecuencia de la digitalización del cine, aquí no iba a ser menos, la nitidez de la imagen, la perfecta iluminación de los escenarios, situaciones y rostros de los personajes, contribuye de manera casi simultanea percibir con pasmoso asombro el trabajo de los actores. Que decir tiene la estupenda labor de Cuarón de hacernos percibir la acción de forma continuada, gracias a su forma de rodar tan peculiar, ¿Qué es un maestro incipiente del cine moderno?, eso ya es un hecho constatado.
Por cierto, es la primera película en la que el 3D cobra un protagonismo esencial, ya que es un medio que nos ayuda a empatizar, para mí una lástima no haberla podido disfrutar con él, enhorabuena a los privilegiados que sí pudieron.
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